No le da importancia a los recuerdos de Alemania
Le faltan detalles, cuando rebusca en su memoria. No le gusta acordarse de Alemania. Anneliese Feldmann vive en el presente. Aunque éste no es ni por asomo tan emocionante como aquello que dejó atrás.
Está sentada con sus 89 años junto a su amiga Hilde Neustadt en el salón del Hogar Adolfo Hirsch y escuchan música clásica que suena de un pequeño altoparlante. Así las dos pasan el tiempo esperando el almuerzo.
„Alemania? Ya no me acuerdo“
Recuerdos de Alemania? „El idioma y la cultura alemana me quedaron“, pero acordarme? No quiere acordarse. „Alemania? me olvidé“ dice con una sonrisa y en realidad sí se acuerda de algunas cosas.
Que nació en Berlin el 21 de Agosto de 1916 y que su familia había decidido temprano de comprarle un permiso de inmigración a la Argentina al padre „porque en Alemania todo se había puesto tan desagradable“. Y que él viajó primero. Que ella y sus dos hermanos pudieron seguirle después de un año. „Mi madre entonces ya no vivía“ Emigró en 1936 de Alemania en forma perfectamente legal. ¿Que si hubo dificultades? Ya no lo sabe y tampoco quiere saberlo. Pero sí se acuerda que durante el viaje en el barco se divirtieron. Y que se llevaron todo lo que podían llevar. „ Pero solamente 10 Marcos en efectivo. Y con eso empezamos.“
Ella se junta exclusivamente con judíos de habla alemana
En la Argentina enseguida se sintió bien y protegida, cuenta. Con toda la familia vive en un departamento grande. Anneliese, su hermana, su cuñado, el padre y el marido. ¿En aquel entonces ya tenía hijos? De eso no se acuerda tan bien. Hace tanto tiempo. Para decir la verdad casi 70 años. Pero de lo que sí se acuerda exactamente es donde conoció a su marido. En la congregación israelita. Va mucho a la sala de la sinagoga y allí forma amistades. Se junta exclusivamente con judíos de habla alemana. Van a conferencias, van al cine y charlan mucho. „Así pasamos nuestros días“. Y entre ellos hablan solamente alemán.
Pero no obstante aprendió a hablar castellano, primero con el libro „!000 palabras en español“ y después en el trabajo. „Tuve que trabajar por supuesto, bueno, y allí tenía que hablar castellano“. Anneliese Feldmann trabaja como secretaria. A la edad de 19 años. En la Argentina con 19 años ya se es adulto, dice, pero „así como me educaron a mí yo todavía no era tan madura. Bueno, porque una no era tan viva, tan despierta, todas las cosas iban más lentas – pero no mal“. Tiene que haberle ido bien, porque se ve que Anneliese Feldmann es una señora de edad muy contenta.
„La gente de aquí era muy aimable. Muy muy amable.»
También está contenta con su vida, porque siempre se sintió bienvenida en la Argentina. La gente de aquí fue muy amable. Muy muy amable. Naturalmente no todo fue fácil, dice. “Pero mientras uno podía reír, todo iba bien“. Hoy la Argentina es su patria. Y Alemania? Nunca más volvió. „Con Alemania ya no tengo nada más en común. Tuvimos que emigrar porque no nos querían a nosotros a los judíos.“ Gracias a Dios no le pasaron cosas terribles. „Cosas feas, sí. Pero no tuve que sufrir cosas terribles. Y de las cosas feas, gracias a Dios me olvidé. No, no me quiero acordar.“