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Doris Kaufmann

Que el padre era judío, eso las hijas no lo sabían

„¿Qué es una judía?“ pregunta la hermana de Doris un día del año 1933, cuando vuelve a su casa del colegio. La habían insultado como tal en la calle. Que el padre era judío, eso las hijas no lo sabían.

© Tim Hoppe

© Tim Hoppe

Doris nace el 7 de octubre de 1927 como hija del matrimonio Hammerschmidt en Glatz en Silesia y fue bautizada al igual que su hermana mayor. Los familiares judíos viven en Pomerania. El origen de su padre hasta ese momento no tuvo mayor importancia. Pero poco después del incidente, el padre pierde su trabajo como destilador en una fábrica de licores, porque es judío. De allí en adelante la madre de Doris se empeña en conseguir la emigración debido su preocupación por el marido y sus hijas. La idea que a ellos les pudiera suceder algo era insoportable para ella, según cuenta la hija 70 años más tarde.

„Eso era realmente una hazaña“

Los padres quieren emigrar a los EEUU o a la Argentina. Pero no logran conseguir un affidávit para Norteamérica, si bien el hermano del padre vive allí. La visa de entrada a la Argentina supera los recursos económicos de la familia. En ese momento el padre se acuerda de un amigo de su juventud que había emigrado al Paraguay y le escribe. Y, realmente el amigo les manda una llamada, aunque tiene que asegurar que puede cargar con los costos de los emigrantes alemanes. „Eso fue realmente una gran hazaña“, recuerda esta señora de 78 años. Pero ella cree que para sus padres era penoso tener que abandonar Alemania. Eso a ella, según dice, no le impresionó demasiado.

„Todo era terriblemente primitivo“

Recuerda la travesía con el barco desde Hamburgo en el año 1938, que fue muy agradable, según cuenta, „porque viajamos en primera clase“. Los emigrantes judíos en 1938 ya no pueden llevar dinero, por eso el padre decide invertir su dinero en un viaje de lujo. El resto del dinero lo invierte en maquinarias agrícolas, porque „mi padre se imaginaba que podría dedicarse a la agricultura. Esa idea lo entusiasmaba“. En Paraguay no tarda en desilusionarse. El amigo del padre había construido una pequeña casa para los Hammerschmidt en su plantación de arroz sobre el Río Paraná, „pero todo era terriblemente primitivo“. Las ventanas no tenían vidrios y no había agua corriente. Además ninguno de ellos hablaba español. Los padres canjean todo lo que pueden para conseguir cosas útiles: „Un abrigo de invierno por una vaca, o tantas gallinas por otras cosas que mis padres tenían“.

La Argentina, el verdadero destino está tan cerca, porque de lejos pueden ver Posadas en la Argentina. „También durante la noche podíamos ver las luces“.
La familia Hammerschmidt no tiene luz eléctrica.

Sin familiares. „Era muy duro“

Poco tiempo más tarde el padre tiene que reconocer que es mejor dejar la agricultura y volver a trabajar en su oficio. Comienza a producir licores y como en Paraguay hay muchas colonias alemanas al cabo de poco tiempo tiene una clientela fija. Al principio va a caballo de colonia a colonia, a cada lado seis u ocho botellas de licor de chocolate y las masitas caseras hechas por la madre. Las dos niñas ayudan un poco, pero también van al colegio. Tres años más tarde, cuando los Hammerschmidt ya se habían aclimatado un poco, el padre muere en un accidente con el carro de caballo. En ese momento tenía 45 años. De allí en adelante la madre queda sola con sus hijas adolescentes. Sin familiares. „Era muy duro“, recuerda Doris Kaufmann y relata qué terrible era no tener familiares y estar tan lejos de todo. No pudieron conseguir que la familia del padre se pudiera reunir con ellos. Recuerda cómo su padre ya antes de la emigración quería que su familia se fuera con ellos. Sin éxito. Unos pocos pudieron salvarse en Israel o Inglaterra, pero „todos los otros murieron“.

Alemania está muy lejos

La madre continúa con el negocio de los licores con la ayuda de sus hijas. Pero poco más tarde la hermana de Doris se casa con „el Günther“ según relata Doris. Lo había conocido en el barco cuando venían a Sudamérica en el año 1938. Cuando la hermana visita a una amiga en Buenos Aires, lo vuelve a encontrar „y ahí se enamora“. Se casa y se va a vivir en Buenos Aires. Doris Kaufmann se ríe, aún ahora se alegra por ello, aunque de ahí en adelante vive sola con la madre en Paraguay. Diez años después de la muerte del padre también muere la madre y Doris siguió los pasos de su hermana y se va a Buenos Aires. No fue fácil para ella, dice. Aunque no tiene una formación adecuada, con 23 años consigue un puesto de secretaria en la compañía „Bunge & Born a través del hermano del cuñado. Mas tarde va a trabajar en una compañía suiza de seguros como secretaria del jefe. También aquí tiene un tiempo difícil, porque „ya no dominaba tan bien el alemán“. Ya se había convertido en paraguaya. Alemania estaba lejos, si bien la madre había mantenido el contacto con su familia, que luego de la guerra vivía en Sajonia y a la cual le había mandado paquetes cuando la guerra había terminado. Pero para la hija ya no existía una relación con el país natal. Sin embargo visita a la familia. Viaja con sentimientos encontrados y se siente extraña en Alemania.

No importa dónde estaba y con quien “nunca supe donde pertenezco“

Antes de emigrar a Sudamérica Doris Kaufmann nunca se sintió judía. Pero en la emigración sí que lo judío juega un papel relativamente importante. Cuando se casa en 1956, se convierte al judaísmo. Por voluntad de los suegros. Sus hijos en consecuencia son judíos, „pero no le dan ninguna importancia. Podría haberlo dejado“. Desde hace 12 años es voluntaria en el Hogar Adolfo Hirsch y se ocupa de personas judeo-alemanas. Siente una estrecha relación con la AFI, también porque la abuela de su marido y la suegra de su hermana fallecieron aquí. En compañía de los alemanes judíos en Buenos Aires nunca se sintió bien integrada. „Siempre tuve la sensación de tener que decir que en realidad no soy judía“. Siempre sufrió mucho por eso. N o importa dónde estaba y con quien, „nunca supe donde pertenezco“, y eso probablemente ya no va a cambiar.